Hoy me ha pasado una de esas cosas que no te dejan indiferente y te deja con una sensación de que tienes que hacer algo, sea bueno o malo, pero algo.
Hacía mucho que no escribía poesía, no soy poeta, ni realmente pretendo serlo, pero de vez en cuando me voy el capricho, últimamente he leído bastante a Batania y a Bukowski, especialmente al primero, y he querido escribir siguiendo un poco su línea, creo que su estilo sin decorado y con mucha sinceridad es muy apropiado para tratar el tema.
Esta dedicado al amable señor, que casi me mata esta mañana en accidente de trafico tras saltarse un stop en el polígono industrial de Tudela. Al menos he de reconocer que le agradezco que hubiera frenado a tiempo.
Indiferencia.
Indiferencia
El sentía indiferencia
En sus manos tranquilas
sobre el volante
En su gorda papada
al ritmo de su respiración
En sus serenos ojos
que me miraban
como si yo, le hubiera obligado
A pararse
Creo que el solo pensaba
menos mal
que no voy a tener que hacer
papeleo
ni luchar con
el seguro
y los abogados
menos mal
que no voy a tener que decir
que iba a la velocidad
adecuada
que me había detenido
en ese stop
menos mal
que no voy a tener que reparar
el parachoques, la carrocería
el motor…
ni pagar
ninguna indemnización
Y yo, al otro volante,
desempalando
el pedal de freno
de mi pie
atónito
pensando
¿Cómo puede el, solo sentir
indiferencia?
Por Ignacio Navas.