Nos besamos en la oscura habitación de un segundo,
entornando los ojos ya presiento
el cartón mojado de tu lengua
deshaciéndose como la orgía inocente
que el roce del cuero,
poco a poco,
lentamente desgastando el granel de las articulaciones líquidas.
El gusto, por ejemplo, un erizo de papilas gustativas
se despereza en la letanía del himeneo petulante.
Resuenan las proposiciones de martirio.
poco a poco,
yo digo,
que los errores nos lleven al conocimiento de la idolatría
y las inclinaciones del matrimonio
poco a poco,
yo digo
sin alcohol, descendencia, sin sentimiento alguno,
actuar, viniendo por un camino blanco,
germinar en la infertilidad suma de la leche.
Amamantas al tumor del miedo
-las enfermedades venéreas son nuestra recompensa-
como un pecho anciano renovado -¿para qué?
si mis bastardos no se iniciarán en lo aguardado de todo, fin de todo
neófito que reste cual muñeca o marioneta
emasculado por el insomnio erótico del será, será y su espera.
Pero el mundo es eterno,
como los fluorescentes en las casas de putas por regentar,
de todas maneras nunca he sido un putero.
Dicen:
el ovalo de un pecho tiene un epicentro
de descargas, al tocarlo
te recuerdan de donde nunca perteneciste
y como no hay nada mejor que recompense.
Ésta es la G de la palabra gónada,
una carta sellada con dirección -este verso.
Y aquí estoy, como una torre engastada en la sabana
en este
verso o el siguiente,
poco a poco,
entrecerrando mis campos a una sola pestaña,
media pestaña o menos
y ahora me doy cuenta, que por mucho que mires,
yo cierro los ojos, nos besamos a oscuras,
y tu ya no existes.
Besada por E.R.