Cómo podré continuar dormido
Sin siquiera pensar en ello.
Cada paso que doy hacia el vacío
Es un paso medido con la exactitud del cojo y la mirada
Fría, impertérrita, que lanzan los animales
Desde el borde del camino.
Cómo, dormido, respiraré siquiera
Sin haber calculado antes el aliento
Rítmico de cada pulsación
Despertada por un amor incalculable.
Quedo es el silencio de los payasos
Y mas grandes sus botas a cada paso,
Y, a cada paso, un paso hacía el abismo,
Y, a cada paso, este resuena,
Cascabel enjaulado en su jugo,
Que brinca de dolor y se recrea,
Que copula, descoordinado.
Y cuánto mas seré visionario y cómplice
Al mismo tiempo
De este infausto espejo doble-¡yo se que
Hay otro detrás mas gordo y seco,
Que no refleja ni representa, sino mira!
Pues solo la Belleza máxima
Puede permitirse mirar al otro,
Sin pensar si hay otro,
O solo ella minimamente
Reflejada.
Lo feo se reproduce y yo yo yo me he puesto de un egocéntrico inaguantable.
Eso son dos verdades ineludibles.
Ayer mismo, me saludé a mi mismo
mientras cruzaba la alberca con aquél ciego,
pero ahora no sabría decirte muy bien como.
por E.R.
abril 1, 2008 a 11:44 pm
No sé si cazaré muchos adverbios; lo que sí cazo es lo bien que te ha quedado el poema (ingenioso, ¿eh?).
«Pues solo la Belleza máxima
Puede permitirse mirar al otro,
Sin pensar si hay otro,
O solo ella minimamente
Reflejada.»
Grande, muy grande; me ha gustado todo, pero esa estrofa en especial.
Ese infausto doble espejo…keep writing, Freund.
Est sularis oth mithas
abril 12, 2008 a 1:03 pm
Comparto la opinion el de arriba, ese es un gran momento ;-)